domingo, 24 de febrero de 2013

"Fíate de hechos no de palabras"

La magia de las palabras tiene un poder sobrecogedor sobre mí. Me retuercen, me hinchan, me estiran y me destrozan como si fuera parte de ellas, tinta drenada sobre un papel.

Aún no entiendo como unas letras, unas seguidas de otras a ciertos intervalos pueden tener tanto significado y hundirse tan profundo en la conciencia, más que cualquier otra cosa. Me llenan y me vacían a su antojo con imágenes y sonidos, con recuerdos y promesas, dejándome vivir situaciones ficticias por instantes. Me elevan para dejarme caer, me recogen, me ofenden y me perdonan para abandonarme más tarde, como si nunca hubiesen estado ahí. Pero al mismo tiempo, son lo más tangible y auténtico que tengo. 

Palabras escritas, oídas, susurradas en callejones oscuros. Tan engañosas y perversas. Porque las palabras son lo más traicionero y peligroso que existe. Palabras que destruyen grandes imperios, que hacen que hombres cobardes salgan a luchar y que los valientes se escondan bajo las sábanas; palabras que hieren más profundo que las espadas, que curan viejas heridas y que te besan el alma; palabras que hacen que alguien quiera morir y que, al instante, quiera vivir eternamente. Hay personas que traicionan su vida con palabras o viceversa, personas que hacen de las palabras hechos o de los hechos palabras.
Palabras que son gritos silenciosos, que no tienen sentido, que son prueba de nuestras pasiones, logros y dolores, como cicatrices sobre el papel.

Y aquí me encuentro yo, esclava de las palabras.