jueves, 3 de mayo de 2012

Every day...

He aquí  mi obsesión de cada día,
mi sueño de cada noche.

 
Ahora puedo llevarlo por costumbre, quizá por estética, pero antes tenía otras razones, lo usaría hasta volver a creer en un “para siempre”. Volví a creer y ya no pude detenerme, lo siento.

Aunque a día de hoy tenga el corazón dañado y la conciencia envenenada, sigo siendo yo y sigo creyendo en las mismas cosas. Creo en sentimientos imperecederos, en valores puros, en posibilidades infinitas... y en las personas. Creo que ella era brillante, más brillante que la luna, en donde siempre veo su sombra. Creo que cada uno forma su propio destino, sin embargo, creo, no, de esto estoy segura, que debía conocerla en el momento en el que la conocí y que debía enamorarme de ella cuando lo hice. Eso era inevitable, el resto lo hicimos nosotras.

Cada vez soy más consciente del paso de los días y de que el precio más caro a pagar por algo es tu propio tiempo.
Siempre he sido una persona temerosa del tiempo y de la pérdida, sin embargo, hoy he decidido tomarme la vida de otra manera. No voy a dejarme guiar por mis miedos ni por mis tristezas, sino por mis sueños y esperanzas.
Ha pasado tiempo y puede que pase más, puede que no sea hoy ni mañana, pero sé que volveré a hablar con ella y que diré lo que no pude decir en su momento. 

Y todo esto porque hoy me han dicho: “¿Por qué aún llevas eso en la oreja?”.

2 comentarios:

  1. Me ha parecido una reflexión muy bonita, pero ante todo, madura.

    Pocas personas son capaces de extraer esa lección de la vida y encima no guardar rencor. De verdad que me ha parecido un texto sublime y de una profundidad increíble. Tienes grandes valores.

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    1. Gracias por pararte a escribir tu comentario, no lo había visto y me alegró mucho.

      Creo que me sobreestimas pero me ha gustado ver que me consideraste como una persona con grandes valores y no una simple ingenua, como me es más frecuente escuchar.

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